Pero ya ves, la naturaleza nos demuestra en primavera que todo se renueva, que ese árbol que creíamos ya no tendría fruto, lo ves brotado, la oruga se ha transformado en mariposa, lo que demuestra que todo cambio es posible.
Este milagro se repite año tras año y nos muestra que somos parte de este ciclo, pero nos empeñamos en fabricar un espejismos de seguridad cimentadas en creencias inamovibles, costumbres repetitivas y una prisión cotidiana auto impuesta. Las rutinas son filtros inamovibles para entender la realidad. Si llenamos con ellas el presente no nos queda hueco para la improvisación y la sorpresa. Empecemos a sacarnos de encima esos pesados abrigos de invierno, que casi nos inmoviliza todo movimiento. En esta primavera transformemos los miedos en desafíos y disfrutemos al superarlos. Lo más maravilloso puede llegar sin enterarnos.