Llegar a cumplir años parece como llegar a postas, cumplir etapas, es decir, cada vez que cumplís años no te pones a reflexionar que fue de tu vida, que hiciste, que te queda por hacer… Y en este día jueves llego a una nueva posta y me alegra saber que aun sigo aprendiendo y descubriendo cosas y que lo mejor de todo es que me maravilla hacerlo.
Aprendí que si no controlo mis actos ellos me controlan y que ser flexible no significa ser débil o no tener personalidad, porque no importa cuán delicada y frágil sea una situación: siempre existen dos lados. Aprendí que cuando siento rabia, tengo derecho a tenerla, pero eso no me da el derecho de ser cruel. Aprendí que con la misma severidad con juzgo, también seré juzgado y en algún momento condenado.
Descubrí que algunas veces, la persona que esperas que te patee cuando te caes, fue una de las pocas que me ayudaron a levantarme. Fui aceptando que las personas buenas incluso, pudieron herirme alguna vez y que necesitaron que las perdonaras... Pero no siempre es suficiente ser perdonado ni perdonar, algunas veces tuve que aprender a perdonarme a mi mismo. Aprendí que hablar puede aliviar los dolores del alma.
Aprendí que las nuevas amistades continúan creciendo a pesar de las distancias, y que no importa qué es lo que tenés, sino a quién tenes en la vida, y que los buenos amigos son la familia que nos permitimos elegir. Aprendí que no tenemos que cambiar de amigos, si estamos dispuestos aceptar que los amigos cambian.
Aprendí que las circunstancias y el ambiente que nos rodea tienen influencia sobre nosotros, pero nosotros somos los únicos responsables de lo que hacemos. Es que realmente la vida vale cuando tenés el valor de enfrentarla, es decir cumplo un año más. Que lo parió!!!