Porque no importa en que lugar del mundo te encuentres, si vos no te sentís bien con lo que sos o como vivís, no va haber un sitio donde poner tu cuerpo. Estar cómodo en un lugar, muchas veces se da por la necesidad que uno sienta: ya sea la de estar solo, acompañado o embutido en una multitud.
Hay lugares donde me arrepiento de ser tan tonto, donde a veces toda la nada se refleja en tiempo que se van en horas en blanco, pero conozco cierta gente que se atreve aún a mesar sus cabellos tranquilamente mientras la acción los ha dejado de seña.
De esta manera la comodidad de nuestro prójimo es la nuestra, considerando un premio todo lo que llega por añaduria y el martillo de la vida que por las malas nos sigue remachando, porque al fin uno tan sólo quisiera seguir en este sitio, pero sin estas cruces en la espalda que se multiplican como mosquito a cada paso del día; digo, para sentirme cómodo.
para sentirme comodo
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Etiquetas:
felicidad
Publicado por
GeRO Reimers
Cuidate del poder
Aspirante a poseedor del poder, cuidate de esta prostituta que se entrega a cualquier trasnochado con ambiciones, hay una para cada circunstancia, poder económico, poder político, poder empresarial, poder psicológico, poder policial, poder patriarcal, poder comunicativo. El poder está a tu lado un día y al otro lo tiene tu prójimo. El poder por lo general sirve para cagar a la gente ( a la buena gente, a la humilde, a la trabajadora, a la que nunca va a llegar a tener cierto poder), salvo cuando pedacitos de estos cientos de poderes se juntan, y entonces recién se hacen notar, de ahí la manifestaciones que han expulsado malos vecinos del barrio, mandado a la quiebra a empresas, derrocado gobierno, etc.
Lo que pasa, es que "el poder" es como una enfermedad adictiva, porque una vez que lo probastes queres seguir teniéndolo (como muestra tenemos nuestros políticos que se apoltronaron en su sitio), es que el poder genera una cuestión de atracción donde una gran cantidad de gente quiere estar cerca tuyo, pero curiosamente a mayor cantidad de personas a tu alrededor, más sólo te sentís. Y este es el pago de poder mandar, de dar ordenes sin recibirlas, poder hacer lo que se me antoja, poder matar con total impunidad.
Tener poder significa renunciar a un montón de cosas y tal vez las más importantes de la vida. A veces el poder hace que no gocemos de todas nuestras facultades, (aunque existan facultades que sufren de este y no saben como sacárselo de encima) por esto mismo, si vos ostentas de poder lo primero que tenes que hacer, es fijarte donde están los serruchos, porque hay mucha gente que siempre anda con uno en la mano, aunque en realidad existen herramientas más siniestras, porque por ahí uno se cuida de los serruchos, pero te dan con un hacha.
Lo que pasa, es que "el poder" es como una enfermedad adictiva, porque una vez que lo probastes queres seguir teniéndolo (como muestra tenemos nuestros políticos que se apoltronaron en su sitio), es que el poder genera una cuestión de atracción donde una gran cantidad de gente quiere estar cerca tuyo, pero curiosamente a mayor cantidad de personas a tu alrededor, más sólo te sentís. Y este es el pago de poder mandar, de dar ordenes sin recibirlas, poder hacer lo que se me antoja, poder matar con total impunidad.
Tener poder significa renunciar a un montón de cosas y tal vez las más importantes de la vida. A veces el poder hace que no gocemos de todas nuestras facultades, (aunque existan facultades que sufren de este y no saben como sacárselo de encima) por esto mismo, si vos ostentas de poder lo primero que tenes que hacer, es fijarte donde están los serruchos, porque hay mucha gente que siempre anda con uno en la mano, aunque en realidad existen herramientas más siniestras, porque por ahí uno se cuida de los serruchos, pero te dan con un hacha.
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