Claro que a veces no hace falta alejarse para ver la realidad como en la distancia, a veces por distintas circunstancias uno se aisla con un cristal imaginario que nos protege y nos separa. Vemos pasar la realidad cotidiana y uno se limita a mirar sin tomar partido, sin que nada te afecte viéndolo todo, como desde afuera, a la distancia.Muchas veces me alejo sin irme, por ejemplo cuando estoy leyendo un libro que me transporta, en esa honda intimidad me encuentro alejado del tiempo y la distancias.
A veces una palabra, un saludo a tiempo, un chiste pavo hace que la distancia se distancie, que se transgreda lo que los metros imponen. También hay distancias políticas o cercanías culturales, encuentros emotivos, sublevaciones de vino y relatos, memorias cercanas y arcanas. También es cierto que a veces la distancia nos impone su dictadura de silencios, pero por suerte, a veces la palabra nos auxilia. Pues "Una palabra tuya, bastara para sanarme".
Lo que no sé, es a que distancia estoy de encontrarme realmente.