
Lo que pasa, es que "el poder" es como una enfermedad adictiva, porque una vez que lo probastes queres seguir teniéndolo (como muestra tenemos nuestros políticos que se apoltronaron en su sitio), es que el poder genera una cuestión de atracción donde una gran cantidad de gente quiere estar cerca tuyo, pero curiosamente a mayor cantidad de personas a tu alrededor, más sólo te sentís. Y este es el pago de poder mandar, de dar ordenes sin recibirlas, poder hacer lo que se me antoja, poder matar con total impunidad.
Tener poder significa renunciar a un montón de cosas y tal vez las más importantes de la vida. A veces el poder hace que no gocemos de todas nuestras facultades, (aunque existan facultades que sufren de este y no saben como sacárselo de encima) por esto mismo, si vos ostentas de poder lo primero que tenes que hacer, es fijarte donde están los serruchos, porque hay mucha gente que siempre anda con uno en la mano, aunque en realidad existen herramientas más siniestras, porque por ahí uno se cuida de los serruchos, pero te dan con un hacha.