Hay lugares que son como circo móviles que me van acompañando y se asientan donde menos los espero, de esta manera me siento cómodo tomando mate con olor a torta frita en el aire mientras converso con amigos; en la inmensa soledad del poema cuando no tenes a nadie a quien abrazar y poder llorar sobre su hombro; entre mares de rostros rojos y transpirados saltando al ritmo primitivo de la música que me lleva; despreciando el tiempo que apura las manecillas del reloj mientras miro una película que sólo me dejara un par de sonrisas.
Me siento cómodo de igual manera cuando después de haber caminado todo el día me saco las zapatillas, cuando siento la lluvia mojarme en un día tórrido de verano, o cuando después de haber transitado una avenida de tristezas, en mi rostro brota una sonrisa de fe al apagar la luz y dormirme.